viernes, 28 de agosto de 2009

Amélie no tiene novio,
lo intentó una o dos veces,
pero los resultados la desanimaron. En su lugar Amélie ha cultivado un gusto por los pequeños placeres, como: meter la mano en un saco lleno de guisantes, romper la capita de azúcar cristalizado de una crema
catalana con una cuchara,
verle la cara en la oscuridad
en el cine a la gente,
lanzar piedras en el
canal de San Martín
o tratar de adivinar
cuántas parejas están teniendo
un orgasmo en París
en ese mismo momento
"¡15!"

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